domingo, 3 de julio de 2011

LLEGAMOS A CHIAPAS

San Cristóbal de las Casas en Chiapas, tierra de los zapatistas, Parada obligatoria, muy recomendada por todos los viajeros. Es una ciudad colonial y un poco alborotada por la llegada de cientos de turistas de todo el mundo a conocer su cultura, su comida y sus hermosos paisajes.
Llegamos a la cuidad con solo 150 pesos mexicanos (13 dólares), dimos unas vueltas buscando un lugar donde estacionar la 12 y tratar de juntar unos pesos vendiendo algún libro. El mejor lugar que encontramos fue frente a la Casa de Gobierno y a la Catedral. Charlamos con la Policía Municipal y muy amables nos dejaron que vendamos nuestros libros. Al rato llegó una pareja de mexicanos y nos invitaron a su casa a pasar el fin de semana. No tuvieron que insistir mucho ya que esa noche íbamos a dormir en la estación de servicio.
Durante la estadía en San Cristóbal conocimos unos cuantos argentinos que se acercaron sorprendidos al ver la 12 estacionada en calles mexicanas.



Algo que nos gustó mucho fue la vestimenta de la gente típica del lugar. Unas faldas de lana de cordero atadas con un lazo y blusas coloridas. Las Chamulas (los aborígenes del lugar) no permiten que se les saquen fotos, pero unas pequeñas se descuidaron y disparamos unas fotos.
Los niños se acercaban curiosos a ver el mapa y fotos del viaje y se comentaban entre ellos en su lenguaje. El que sabía un poco de español se animaba a preguntar.  Durante los dos días que estuvimos en la calle tuvimos un fluido público muy interesados en el viaje y vendimos unos cuantos libros.
 
El martes  bajamos para Tuxtla Gutiérrez, teníamos que ir a buscar unos libros que nos mandaba Rodolfo, el dueño de la imprenta donde imprimimos la segunda edición.
Tuvimos una invitación a comer carne asada al restaurante Quikin. A su dueño lo conocimos en Veracruz cuando vendíamos libros en Boca del Rio. la verdad comimos muy rico y pasamos un rato muy lindo con todos los chicos que trabajan en el restaurante.
Allá nos esperaba Russell en su casa. Pasamos cuatro días muy lindos. Los chicos nos concretaron unas cuantas entrevista con periodista locales. La estadía en la ciudad fue muy agradable. Como estábamos extrañando San Cristóbal nos regresamos y salimos a probar suerte nuevamente con los libros. También escapamos del calor que estaba haciendo en Tuxtla.
San Cristóbal por estar a unos 2700m sobre el nivel del mar tiene un clima previlejado, donde podíamos dormir tapados por la noche y comer unos ricos guisos.
Tuvimos el gran placer de conocer a  Colo y Agus, ella santiagueña y el cordobés. Una tarde cuando regresamos al auto encontramos un papelito sobre el parabrisas donde nos invitaban a tomar unos mates. Nos contactamos por correo y el mismo viernes juntamos todo y salimos corriendo para la casa a tomar mates con alfajores de maicena. Nos olvidamos de las ventas.
Los chicos hace un año que están en México, se compraron una combi y tienen planeado regresar a Argentina rodando. Ahora se encuentra fabricando alfajores de maicena muy ricossss para juntar algo de dinero. 
En nuestra estadía nos hicimos una escapada a a San Juan Chamula, es una pequeña villa a 20 kilómetros de San Cristóbal. En este lugar vive una comunidad de Chamulas muy bien organizada. Allí solo rigen las leyes de la comunidad, en el centro hay una pequeña iglesia a la que se puede ingresar pagando una pequeña cuota.  La arquitectura del templo es de estilo colonial, no cuenta con bancas para sentarse, pues los habitantes oran de rodillas y crean una atmósfera mística muy especial al realizar rituales mezclados con la evangelización del s.XVI con las creencias religiosas prehispánicas, el templo esta decorada con muchas velas de diferentes tamaños y colores e imágenes de varios santos. Actualmente hacen sacrificios de gallinas. Algo muy gracioso fue ver latitas de coca cola en la ofrendas. Son tan conservadores pero parece que la tentación puede más.
Dentro de la Iglesia está prohibido sacar fotografías, de lo contrario su policía (vestidos con un tapado de lana de oveja blanca) puede decomisar o destruir las cámaras.  
 
Al final lo que iba a ser un solo fin de semana, terminaron siendo tres.

Pasamos una semana completa compartiendo mates, pelis y largas charlas con Agus y Colo.
La pasamos increíble, nos llevamos muy lindos recuerdos y muchos amigos.

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